El detective privado y el fraude de seguros

El fraude de seguros es un delito cada vez más común en la actualidad. Para combatir las estafas de clientes deshonestos, cada vez más compañías de seguros contratan a un investigador privado, a veces a tiempo completo.
Un investigador privado puede ser de gran ayuda a la hora de intentar averiguar, en casos sospechosos, si se ha producido o no una estafa a la compañía de seguros.
Evidentemente, existen algunas características que debe tener un investigador para poder realizar una tarea tan delicada. Por ejemplo, deben tener los conocimientos técnicos adecuados para saber si el cliente realmente ha sufrido determinadas lesiones como consecuencia de un accidente de tráfico o si han sido fingidas con el fin de defraudar a la compañía de seguros. Por eso un investigador que lucha contra el fraude de seguros debe conocer bien el campo de investigación y obviamente el Código de Seguros. Se cuenta entonces con profesionales especializados en la materia que pueden examinar los hallazgos, los expedientes médicos, y en consecuencia conocer si existen inconsistencias en el accidente ocurrido o si, por el contrario, existen las condiciones para el pago del daño; si hubo o no ocultamiento intencionado, simulación de delito y similares. Todas premisas imprescindibles para hablar de fraude en seguros.

Cómo trabaja un investigador de campo

El fraude de seguros no siempre es necesariamente importante. A veces también se trata de «pequeñas estafas» del orden de unos pocos miles de euros, como ocurre en el caso de accidentes de tráfico triviales en los que no se puede encontrar información sobre un imaginario «coche pirata».
En otros casos, sin embargo, los fraudes son grandes y están bien estudiados, como puede ocurrir, por ejemplo, en el caso de que la empresa intente defraudar a la compañía de seguros fingiendo una quiebra.
En algunos casos, el fraude puede ser difícil de concebir (como en el caso de un asegurado que se lesiona voluntariamente), pero las noticias muestran que sí sucede.
El investigador, una vez recibido el mandato de la firma, deberá realizar sus investigaciones.
La puntualidad de las investigaciones es esencial para evitar que los testimonios adquieran más matices y que los hallazgos físicos (como en el caso de un incendio o un accidente) se pierdan, tal vez de forma irrecuperable.
Las investigaciones deben realizarse sobre el terreno, por ejemplo, en el lugar del incendio, para comprobar que no se trata de un incendio, o en el lugar del accidente. También deberán escudriñar los testimonios y los informes elaborados por la autoridad para verificar cómo se desarrollaron los hechos.
Comprobar las declaraciones de los testigos y de la persona afectada por el accidente o el acto asegurado es absolutamente imprescindible, pero no sólo: por ejemplo, el investigador podrá comprobar si hay otros accidentes o sucesos que puedan tener un carácter sospechoso. apareció en el historial del cliente.
También deberán evaluar la credibilidad de los testigos, encontrar los informes de las autoridades sobre el accidente y realizar estudios fotográficos del lugar del accidente.
Finalmente, redactará un informe final en el que examinará los hechos individuales y sus conclusiones, incluidas las pruebas. Establecer un cronograma para el trabajo del investigador es difícil porque depende de la complejidad de la investigación y del caso específico. En casos no demasiado difíciles, el investigador podrá preparar el informe final incluso en aproximadamente un mes.